viernes, 28 de enero de 2011

Mi Platero y yo y yo XII

CAPÍTULO XII: DERROCHE DE NOCHES

La noche es una sirena, Platerillo. Tiene busto de oscuridad y cuerpo de revelación. Cuando llega la sirena con su canto me sobreviene la mayor claridad, Platerete. A ti puedo decírtelo porque tú sabes ver más allá de la paradoja, tú comprendes lo absurdo.
La sirena es portadora de arcanos mensajes, Platerillo, mensajes con respuestas debajo de las palabras. Lenguaje mágico, Platerillo, lenguaje que revitaliza, que insufla inéditos arquetipos.

La sirena, mi Platero y yo, cada vez que aparece cuenta una historia, una historia sobre tinieblas, sobre lunas y estrellas, sobre sabiduría y certezas. Es una historia con inagotables principios pero con un solo fin, Platerillo, se empiece como se empiece, siempre terminas en el mismo final. Esa historia de la que te hablo, mi querido amigo, la que resplandece al terminar el día, cuenta la historia del universo. Los tiniebla son una raza de seres que viven esperando la luz, siempre esperando fundirse en un abrazo que los libere de su esclavitud, pues la mayoría olvidaron que son capaces de iluminarse a sí mismos. Los tiniebla son fuente de sabiduría para la raza de seres luna. Los seres luna son seres que emiten su luz siempre hacia fuera, pero en su interior reina la oscuridad. Los luna son fuente de sabiduría para los que son estrella. Y los que son estrella, Platerillo, se dedican a bucear en su manantial luminoso interior para emanar la máxima luz posible hacia el suelo de la tierra. Los tiniebla, los luna y los estrella tienen algo en común, Platerete: todos llevan en su interior una semilla de certeza. Los estrella están unidos a los luna, y los luna, Platerete, están unidos a los tiniebla. ¿Cómo podría vivirse la sirena, si no fuera así? De otra manera ¿cómo podría prepararse la mañana?

Pero esta historia, Platerillo, tú la conoces mejor que yo.

¿Tú qué eres, Platerillo? ¿Tiniebla, luna, o estrella?

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