viernes, 28 de enero de 2011

Mi Platero y yo y yo VII

CAPÍTULO VII: EL TÚNEL DEL CAMINO

Mi Platero y yo es multidimensional. Contiene túneles del tiempo por los cuales viajo para resucitar vivencias, o para reanimar recuerdos.

Tiene mi Platero y yo un don fabuloso: sabe cambiar el pasado. Lo tengo comprobado. Tan sólo hay que cruzar el portal del pozo. Cuando mi Platero y yo dice: “La noche entra, y la luna se inflama allá en el fondo, adornada de volubles estrellas”, es entonces cuando se abre el portal de entrada al pasado, y me adentro por el túnel mnemónico de lo ya vivido.

Recorro mis emociones, transito por mis sentimientos. Revivo sufrimientos que aún no han sido digeridos por mi comprensión. Me observo la variedad de prismas que tengo sobre una misma conmoción.

Y cuando deseo emerger de tan inmensas profundidades, basta con traspasar el portal de salida, que es el portal de tormenta, lo encuentro cuando mi Platero y yo dice: “No hay por dónde escapar”.

Siempre que vuelvo de un viaje multidimensional, gentileza de mi Platerete, encuentro que lo que antes era estorbo ha desaparecido, en su lugar ha germinado la fragante semilla de lo mágico.

Nunca falla mi Platero y yo. Convierte el hielo en llama. Lo que era gélido lo transforma en luminoso rayo para iluminar mi caverna. Mi Platero y yo brujo.
Mi Platero y yo hechicero. Mi Platero y yo encantado.

¿Dónde aprendería Platerillo esa magia? ¿Será verdad que fue el sumo sacerdote de la Naturaleza quien le insufló esa sabiduría?

No hay comentarios:

Publicar un comentario