miércoles, 26 de enero de 2011

Lumbre y tinta

Lumbre y tinta.
Nada más.
Lumbre y tinta sobre los días,
esparciéndose en inmutable mutación.
Lumbre y tinta, perpetua mudanza,
para no sucumbir al anzuelo de la melancolía,
para que no falte estoicismo y hallemos el reposo
en esta penumbra que nos lacera el entendimiento.
Lumbre y tinta, sonajero de modorras,
aguacero de semillas que en la campiña de la astilla brotan.
Torres de letras, noctilucas portando las linternas
donde flotan significados para palabras solitarias de propósito.
Fogata y verso.
Resplandores de signos.
Nada más.
Cirios ortográficos conciben la vida, paren al recreo.
Al hormiguero de tinta en las entrañas doy arrimadero.
Fogata y verso.
Centelleos afloran de hojas muertas,
asomándose a su próxima gestación.
Que nunca escasee la tinta, Señor.
Que jamás se nos consuma el candil.
Hoguera y ofrendas de palabras. Testimonio de tinta.
Norte de letra.
Nada más.

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