martes, 8 de febrero de 2011

¿Os acordáis de cuando...?

Esta reunión acontece en lo que ha acontecido y en lo que seguirá aconteciendo, sumergida en un único presente. ¿Para qué decir más? Transcurre siempre así:

Un hermano dice:
¿Os acordáis de cuando se sospechaba el futuro, ya desde el pasado? Ésa es una de las cosas que más me gusta recordar. Me encanta recordar cómo, a veces, parecía que simplemente estaba fluyendo por una corriente cualquiera, sin propósito alguno, para luego darme cuenta de que lo vivido era un mensaje para mi yo futuro, un mensaje sagrado, un mensaje sin tiempo, un mensaje que me enviaba de mí para mí desde el pasado al futuro. También me cautiva recordar cómo los mensajes del presente no sólo eran para el presente sino que, además, portaban respuestas que sólo podían ser advertidas por mi yo futuro. ¿No es increíble como el yo futuro podía preguntar, y encontrar que la respuesta descansaba apacible y pacientemente entre restos de pasado? ¿¡No es increíble?!
Y todos los demás asienten risueños, conocen perfectamente bien de lo que este hermano habla.

Una hermana cuenta:
¿Y os acordáis de cuánto nos gustaba resistir a la comprensión? Me gusta recordar cómo, por un lado, intuía que era un hilo que formaba parte de un único tejido; y cómo, por otro lado, disfrutaba de la duda y de la confusión. Si no me hubiera puesto pistas, si no me hubiera enviado mensajes para y por el camino, os digo, amigos, que aún estaría dando vueltas en círculos. ¿No es increíble el encantamiento de la separación, que ejercemos todos juntos en el círculo verdiazul?
Y todos los demás le dan la razón a esta hermana, casi muertos de risa.

Otra hermana opina:
¿Y recordáis cuando pensábamos que todo se acababa, que todo tenía un principio y un final? A mí, lo que me entusiasma recordar es cuando olvidaba que todo lo que vivía lo estaba guardando en mi cofre de los recuerdos. Me apasiona recordar lo bien que escondí mi cofre, sólo para sentir la plenitud de volver a encontrarlo. ¿No os parece curioso que se lograra velar nuestra esencia, aunque fuera necesario cubrirla con numerosas capas?
Y al resto de hermanos también les parece curioso lo que cuenta esta hermana, pues todos ellos ya lo vivieron más de una vez.
Ahora se abrazan todos mientras se felicitan unos a otros entre múltiples bromas, vibrantes aplausos y cálidos abrazos.

Uno de los hermanos propone:
¡Vayamos a susurrar a algún hermano o hermana del círculo verdiazul! Puede que se estén preguntando: ¿por qué tanto olvido en el círculo verdiazul? Vayamos a recordarles la respuesta: ¡porque nos divierte y fascina recordar!
Y todos los demás aceptan entusiasmados, se marchan todos juntos, bailando entre carcajadas y cómplices sonrisas.

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