martes, 8 de febrero de 2011

La Diosa de la vida y el Gran espíritu

La diosa de la vida y el gran espíritu me han pedido que hable para mis herman@s.
Me han pedido que os diga que aquel que no sacrifica el amor por el gran espíritu, aquel que no renuncia al amor por la diosa de la vida encontrará la puerta. Esta puerta permite el acceso a la eternidad olvidada.

Mi entidad física no os conoce, herman@s míos, pero mi ser os recuerda perfectamente. Por eso, valiéndome de nuestra íntima amistad fraternal, me atrevo a deciros:
Si habéis regalado a otros seres, o a cualquier elemento, vuestro amor por el gran espíritu, vuestro amor por la diosa de la existencia, ¡RECUPERADLO! Quien necesita de vuestra adoración, quien necesita de vuestro apego, sea éste del tipo que sea, y se lo entregáis, os estáis dejando engañar, al mismo tiempo que se está dejando engañar a sí mismo.

De un sólo origen surgieron todos los destinos, en un sólo origen todos los destinos desembocarán. El destino no es distinto del origen. El destino es ser uno con el gran espíritu, el destino es ser uno con la diosa de la existencia. No entreguéis vuestros destinos y hallaréis el origen. La separación o dualidad es no haber redescubierto aún la unidad con el Uno.

Si lloráis, sabed que el espíritu y la diosa lloran con vosotros. He ahí lo inmutable. Si sentís alegría, acordaros que la diosa y el espíritu se regocijan con vosotros. He ahí lo inmutable. Si os tropezáis sabed que el espíritu y la diosa se tropiezan junto a vosotros. He ahí lo inmutable. La comitiva de la diosa y del gran espíritu es lo único que no está sujeto al cambio.

Si en vuestro interior estáis batallando, aceptad la batalla, tal y como aceptáis la paz cuando en vuestro interior reina la armonía. El gran espíritu y la diosa os aseguran que los desafíos de la batalla os conducirán a comprender vuestra propia oscuridad, oscuridad que vosotros mismos escondisteis, porque aún no estabais preparados para reuniros con ella. Si hay batalla en vuestro interior, hay disposición para la victoria. La victoria no es otra cosa que la unión de todo lo que sois. Pues, ¿acaso es el día superior a la noche?, ¿acaso es el sol superior a la luna? Aceptad los desafíos tal y como aceptáis la llegada de la noche con su luna. Sabed que, cuanta más oscuridad sintáis, más cerca estáis del amanecer. Observad los ciclos de la Naturaleza, son los mismos ciclos de vuestra naturaleza interior. Cierto es que nunca hay nada nuevo bajo el sol, cierto es que nunca hay nada nuevo en vuestro interior.

La diosa de la vida y el gran espíritu me pidieron que os hablara. Pero, ciertamente, no soy yo quien os ha hablado, ha sido la voz del gran espíritu y la voz de la diosa que todos lleváis en vuestro interior quien os ha hablado. ¿Creareis el espacio en vuestros corazones para no volver a silenciarla? Cierto es que todos tenéis el poder para lograrlo. ¿Reclamareis vuestra herencia para no volver a extraviarla?

Sabed que se os ama abundantemente.

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