martes, 8 de febrero de 2011

Talismán

Invocar Talismán.

Guardar Talismán que robo a mi imaginación.
No por avaricia, rapacidad o superstición.
Sino por respeto al corazón.
Guardar Talismán para detener la hemorragia.
Para hacer magia con la magia.
Para alterar diagnósticos, para calmar esta taquicardia de rabia.
Eso es magia.
Eso es acrobacia.

Proteger Talismán.

Cuidar Talismán porque es sagrado gozar de esparcimiento.
No por evasión o frustración, ni siquiera para huir del amodorramiento.
Tan sólo para ser el ser del momento.
Cuidar Talismán para expandir el alma.
Para ampliar la vista en esta noche tapiada.
Eso es magia.
Eso es nigromancia.

Recordar Talismán.

Aunque Talismán no se pueda perder, se puede olvidar.
Y olvidar Talismán es creerse otro, es sufrir el ansia de disfrazar.
Es ser asaltado para robarte tu caminar.
Talismán impulsa para no caer en el engaño de la pérdida.
Para que no te conjuren con escasez o cualquier otra técnica.
Eso es magia.
Eso es la verdadera ataraxia.

Vivir Talismán.

A Talismán hay que infundirle aliento sobre aliento.
Es vital vivir, soñar conociendo su conocimiento.
Hacia dentro.
Peregrinar con Talismán te llevará siempre al no-tiempo.
Donde nunca ha existido condicionamiento.
Eso es magia.
Eso es pura matemática.

No infravalorar la magia.
Todo está hecho de su sustancia.

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