martes, 8 de febrero de 2011

La intención del Gran espíritu

Amados herman@s, esta es la historia de cómo lo claro llegó a convertirse en oculto.
Esta historia se desarrolla en un sólo aliento de la galaxia. Es la historia de un juego tremendamente ingenioso.

Todos sufríamos, nos lamentábamos por ello y nos caíamos continuamente. Me preguntáis qué era caer, herman@s míos:

Caer era no adivinar al Gran Espíritu en cada piedra del camino.

Nos llevó casi una eternidad entender que, para poder disfrutar completamente del juego, todo consistía en entonar junto al Gran Espíritu la armonía que siempre está, en atisbar al Gran Espíritu en la oscuridad, entrever en la noche su amorosa mirada contemplándonos...siempre observándonos... con infinito amor. Las caídas eran sólo eso, sentirse lejos del amor del Gran Espíritu, pero, por aquel entonces, el dolor ocultaba su presencia y las heridas cicatrizaban muy lentamente.

Desde nuestro ahora nos es imposible no sentir al Gran Espíritu, mas, por aquel entonces, querid@s herman@s, sentirle era lo más difícil del mundo. Por aquel entonces costaba mucho asimilar que todo consistía en intuir detrás de todos los espejos a la fuerza, a la vida, al empuje de Su aliento...Costaba mucho descifrar que la vida se basaba en fijarse que en toda respiración respira el hálito del Gran Espíritu...

Nosotros ahora decimos: que se satisfaga la intención del Gran Espíritu, que se cumpla Su proyecto y se realice Su ideal, pero, por aquel entonces, todo nos parecía ajeno a nosotros, por aquel entonces todo era una madeja, un lío, un embrollo muy difícil de desenredar. Los reflejos en los espejos los percibíamos como separados de nosotros. Muchos huíamos de los reflejos. Lo llamábamos “lo negativo”. Ahora sabemos que esos reflejos eran lo no resuelto, que representaban aquello que aún quedaba por ser unido, lo que nos quedaba por incorporar.

Ahora estamos aquí y confiamos en la confianza del Espíritu, trayendo la intención del Espíritu. Sabemos que nada es accidental o aleatorio para el Espíritu. Sabemos que en todo lo que se percibe palpita el más alto bien, el regalo idóneo, que cuanto más estirada está la percepción más adecuado y oportuno es lo percibido, y que cuanto más alto se curiosea, más conveniente es lo que se muestra.

Ahora no tenemos nada previsto, tan sólo que siempre estaremos junto al Gran Espíritu. Ahora no sentimos nada cargando en nuestras memorias, tan sólo que siempre estuvimos junto al Gran Espíritu...Sin embargo, por aquel entonces, cuando estábamos recorriendo la noche más oscura que podáis imaginar, no nos dábamos cuenta de que siempre nos seguía Su invisible compañía, el aliado eterno, el cosmos de Luna-Sol. Y aunque apenas podáis imaginar lo que es caer, caímos...

Caímos al intentar retener, porque no incluíamos en el juego la pieza constante.



A lo largo de los tiempos olvidamos que nada importa, olvidamos que, pasara lo que nos pasara, siempre estaríamos en manos del Gran Espíritu. Por ese entonces ignorábamos que todo es interminable... A lo largo de los tiempos estuvimos soñando un sueño finito dentro de un sueño interminable... Y vosotros preguntáis: ¿qué es un sueño finito?

Un sueño finito es soñar que se habita en un único paisaje, es creer que el sueño termina cuando el paisaje se desvanece.

Soñamos con un mágico paisaje, mas se volvió pesadilla porque acabamos por no soñar paisajes nuevos. Soñar, soñar, soñar. Soñar paisajes nuevos...

A lo largo de los tiempos supimos del miedo y del rechazo, creímos en los errores, conocimos la duda, sufrimos enfermedades. Nos encontrábamos con fracasos porque, por aquel entonces, no los relacionábamos con futuros éxitos. Nuestra vida era ceguera. Percibíamos un gran vacío, y éste aparecía en forma de ausencias, soledad y melancolía. Disponíamos de una amplia gama de tristezas.

A lo largo de los tiempos, a causa de la ceguera, la ayuda se convirtió en trabajo, el trabajo trajo el esfuerzo, y con el esfuerzo llegó la muerte que ocultó la vida de todas nuestras creaciones.
Fue entonces cuando la única verdad se ocultó al final de todos los caminos. Y sólo llegando al final de nuestro propio camino pudimos alcanzarlos todos...

Os preguntáis qué son todos estos elementos...Todos son creaciones surgidas a raíz de desconectarnos del Gran Espíritu. Ahora nos reímos al recordar la ira que sentíamos, ahora en el ahora podemos ver que no podíamos desviarnos, porque el Gran Espíritu siempre nos guiaba... Pero, por aquel entonces, no era fácil advertirlo, por aquel entonces se desconocía que la victoria ya había sido alcanzada.

Ahora estamos aquí... simplemente celebrando el gran triunfo... Lo claro se revela a sí mismo en lo oculto...

La intención del Gran Espíritu siempre fue: confía y verás.

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