martes, 8 de febrero de 2011

Lo recito al cielo

Vengo de la negra ausencia, partí de la aurora, huyendo del maleficio de la amnesia...
Caí en la red heredada donde disparan doctrinas, se arrancan las raíces y no hay otro alimento...
Vengo de una paradisíaca esfera convertida en fábrica de huesos, todos llevan su antifaz para encadenarse la visión, pues con los ojos cerrados descansan los muertos...
Lo que ve mi ojo lo recito al cielo...
Se lo recito al cielo...

Lo cercaron todo, todo lo dividieron. Dijeron que la vida se puede mantener fuera de la vida. Y todos les creyeron. Es verdad que impera la mentira, que allí sólo creen lo que ve la ceguera...
Vengo de la negra ausencia, donde nadie está del lado de nadie, donde todos se evitan, se alejan, se estiran, sólo para no tocarse...
Lo que mi ojo ve lo recito al cielo...
Se lo recito al cielo...

Esta negra ausencia, ¿qué quieres que te diga, hermana?, es un galimatías, pero se mantiene como ciencia perfecta. En la negra ausencia todo es apología de la muerte, atrofia y parálisis de la creatividad. Un único cuento se cuenta ininterrumpidamente: que no contamos, que somos víctimas... A través de la infinita noche, el creador es víctima de la criatura...
Lo que mi ojo ve lo recito al cielo...
Se lo recito al cielo...

Venimos de la negra ausencia, presentes todos, los dioses que fuimos siervos, ¿qué quieres que te diga, hermano?, la negra ausencia nos llueve a todos, somos la noche.
En honor a la verdad, se impone la adoración a la mentira. En la negra ausencia se anda oculto, envuelto en celofán. Y no hay esperanza de desenvolverse. Venimos de la negra ausencia, nosotros, que vinimos del clan de los colores...

Lo que mi ojo ve lo recito al cielo...
Se lo recito al cielo...

Es la negra ausencia, amigo, la que aísla y encierra, la que maniata los pensamientos, la clausura de las ideas. Y las voces están roncas de alzar la voz en silencio, y las palabras están mudas, mudas de tanto gritar el secreto. Es la negra ausencia, amiga, una negra ausencia clara y transparente, dispuesta a salvarte de tus rarezas. Toda singularidad y cada peculiaridad es engullida porque lo extraño amenaza con desestabilizar lo monótono.

Vengo de la negra ausencia, caí en la red heredada, yo, que venía del clan de los colores. Vengo de que me abatan, de vagabundear por el desaliento. Vengo del doblegar hasta el agotamiento. Soy noche.
Lo que mi ojo ve lo recito al cielo... Lo recito al cielo...
Y el cielo lo llueve a la tierra...

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