martes, 8 de febrero de 2011

Los guardianes de sueños

Yo sé que no. Que no, que no.
Que nosotros no matamos al sueño. Nosotros no. A los sueños no vamos a matar.
Las relucientes tumbas que construís para los sueños, una a una las vamos a quemar. Una tumba siempre será una tumba. Una a una las vamos a quemar.
Al fuego del Espíritu no se lo puede extinguir. Que no, que no. Al fuego del Espíritu no se lo podrá apagar. Yo sé que no.

Sería hilarante, si no fuera lamentable, vuestro frenético hábito de construirles sarcófagos a los sueños. El sueño es inmortal. No por mucho tiempo más vais a engañar, a embaucar, a manipular, ni a tergiversar. Al sueño no se lo podrá apresar por toda la eternidad. Yo sé que no. Que no, que no...
A nuestra maestría no se la podrá silenciar más. Bendita maestría, nos viene de tanto soñar.
Mantendremos los sueños con vida, no a esta pesadilla adormecida. Yo sé que sí.
Todos somos semillas de sueños, en nuestro interior dejaremos crecer al soñado jardín soñador. Que sí, que sí. Todos somos semillas andantes de sueños voladores. Y sí, nosotros lo sabemos.
Todo es sueño del ser. A los sueños no se les puede exterminar. Matas uno y salen cien.

Hemos venido. Estamos ya aquí. Os vais a cansar de oírnos. Somos los guardianes de sueños, somos sus protectores. Los soñadores venimos a advertir a los sepultureros de sueños que no vamos a continuar vuestra repugnante depredación. Podréis matar un sueño, pero os saldrán un millón.
Los sueños vivientes vendrán a nosotros, a los que somos sus guardianes. Y los cuidaremos para que crezcan más y más y más...
Llegará un día en que el bosque de sueños será tan enormemente colosal que invadirá vuestras cuevas, y ya no seréis taladores de sueños nunca más.

Queridos sueños: vuestro leal ejército de protectores está despertando. Ya estamos aquí. Traemos las antorchas con el fuego del Espíritu, y al fuego del Espíritu no se lo podrá apagar. Que no, que no. Yo sé que no. Porque hay que parar todo este genocidio de sueños, este linchamiento castrante. Los guardianes de sueños no somos morbosos con la catástrofe.
Poco a poco, nuestro grito se os hará más estridente, porque el grito de los guardianes de sueños resuena con la fuerza silenciosa, y el grito de los soñadores se expandirá más y más y más. Yo sé que sí. Que sí, que sí.

Lo habéis oído. No hemos venido a matar sueños, venimos a protegerlos. Porque somos los guardianes de sueños.
Y el fuego del Espíritu nos ilumina...

No hay comentarios:

Publicar un comentario