El ser está castrado. Mutilado.
Pero me gané esta vida mucho
antes de que inventarais el tiempo.
Si me persigo los nudos es para
liberarlos.
Si oscilo y me balanceo, lo hago
para equilibrarme.
No es tan difícil comprender.
En pie para vivir, no para
simular que existo.
No me alimentará la esclavitud.
Hace eones ya que no se me
conjuga el verbo fingir.
En pie de paz, voló la jaula y se
escapó la lucha.
Esta vida fue ganada con el
viejo dolor de mi mente.
Ahora soy con sólo estar. Estar:
soñar de pie.
Queda lejos de mí, a mucha
distancia ya, lo cercano y lo alcanzable.
¿Cómo podría si no reunir las
palabras para decir soy una antena y soy un ancla?
¿Cómo podría si no estar sosteniendo
la antorcha sin quemarme las entrañas?
No huyo de la locura que se
enreda en mis sueños.
Si algún verso me latió fue por
la locura que le puse.
Esos latidos bombean mi razón y
neutralizan la lobotomía.
Fue al llenarme de silencios cuando
me reconocí la voz.
No entendéis por qué sonrío ante la inmensidad del piélago.
Os lo diré: es porque morí de vacío en otros
viajes antiguos,
porque torturé mi alma y
despedacé mi cuerpo.
Por eso me regalé las palabras.
No lo hice sólo para traducirme.
Lo hice para salvarme del abismo
y de la curvilínea nada.
Si morí la vida no fue para
vivir la muerte. Fue para renacerme en mí.
No es tan difícil comprender.
Vida de risa, liviana y etérea.
Porque ya enfermé de infierno y
ya me castré mi ser.
Ahora, ahora, ahora es el
momento.
Obedezco
a la libertad.
Sólo hay que ser estando.
El ser está castrado. Mutilados
existimos.
Pero yo ya peleé esta vida mucho
antes de nacer.
Y ahora me arrastro de pie.
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