viernes, 12 de agosto de 2016

Despierta



Despierta, Flor de lluvia...
La hora está cercana, vienen a buscarme. El horizonte nos ha quedado lejos, pero no te preocupes, los hijos de la noche pronto volveremos.
Ven, siéntate aquí a mi lado.
Tenemos un rato antes de que vengan a apresarme. No te inquietes. Todo lo que ha pasado quedará grabado. Lo vivido se mezcla con la tierra, se impregna en el viento, se hace estalactita en la memoria de los hombres. Y subyace para siempre.
No tengas miedo. El cuerpo es tan sólo un ropaje. Cuando me lo quiten me zambulliré en el Gran Azul en busca del abrazo primigenio. La muerte no puede borrar los lazos que teje el Desconocido. No pongas esa cara de incredulidad, sabes que tu hermano Mil Nombres no te mentiría. ¿Recuerdas aquella noche que vimos llover estrellas sobre el cenote? Morir no es muy diferente, Flor de lluvia. Caerá mi alma sobre el Gran Azul como aquella noche las estrellas en el cenote.
Vete preparando, nos queda poco tiempo. No llores. Nacer es olvidar y la muerte es retornar a la memoria. Sé lo que estás pensando. (El Gran Espíritu no te dio voz pero con tus ojos pronuncias palabras). Estás pensando que no podrás vivir sin tenerme cerca. ¿Quién dice que no estaré? El ulular del búho blanco te hablará de mí, la compañía de la salamandra, el vuelo del alumbranoches, las hojas sobre el río, las secuoyas del monte perdido. Y algún día, en un suspiro de tiempo del universo, con otro ropaje tus ojos volverán a hablarme.
No sientas rabia, te emborrona la mirada y te impide danzar el viaje. Hay que jugar hasta el último momento. Ellos tienen el poder de acortar nuestras vidas, pero las vivencias pertenecen al Sendero. Son sagradas como las raíces de la tierra. Nada ni nadie podrá impedir que las semillas broten y crezcan más alto que nosotros. Es pronto para la unión entre las tribus de los hombres, pero hay que seguir manteniendo la llama encendida.
Oigo pasos... He de desplegar las alas, Flor de lluvia. No sufras. Volaré alto, muy alto, más alto que el águila navegando el cielo.
Ya están aquí, serénate. Sabes que mi corazón te acompaña, recuerda que tan sólo me voy a la habitación de al lado.

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