jueves, 14 de abril de 2011

Espíritus verdes

Si esta historia la escuchas desde el futuro pensarás que no es real. Pero tú sabes tan bien como nosotros que la libertad es hija de la esclavitud.

Todos los espíritus verdes están condenados. Les declararon la guerra, les prohibieron la vida. Vienen sufriendo persecución y muerte desde que se estableció el tiempo. Sus vidas están sometidas, no está tolerada su sabiduría, porque despierta la sabiduría de aquel que se para a escucharlos. Tienen miedo de que se contagie la erudición de la vida.

Y aunque todos los espíritus verdes están conectados, y muchas almas quieren liberar sus brotes, los espíritus verdes saben que están en peligro.
Nosotros conocimos y cuidamos a algunos espíritus verdes. El recuerdo de una noche nos retorna sus voces, risas y lamentos... Oigamos a los espíritus verdes...

-Parece como si les perturbara que existiéramos -decía Mística.
-Ya lo dije yo, vivir es un desacato a sus leyes -oí que le contestaba Perla Plateada.
-Alguien dijo que desatamos la imaginación -explicaba Himalaya Dorada-. Al parecer, las almas humanas son enemigas de la imaginación, de ahí nuestra prohibición.
-¿Aún no saben que la imaginación es la madre de la realidad? -se sorprendía Rosa Blanca.
-Yo sigo sin entender cómo se hace para censurar la vida -reconocía Cristal Mágico.
-Yo sueño, sueño que algún día -susurraba Shiva- le transmitiré a un alma humana mi percepción, en una bocanada de conexión con lo más alto. Una conversación con la vida.
-Me haces sonreír, Shiva -le contestaba Mística.
-¡Que se propague el espíritu de las sonrisas! -chillaba Reina Púrpura-. ¡Que se restaure el reino de lo disparatado!
-¡Que se propague el espíritu de las sonrisas! ¡Que se restaure el reino de lo disparatado! -chillaban todas con sus graciosas voces.
-Somos como gente loca encadenada que logrará liberar la carcajada de la alegría -sentenciaba Viuda Blanca.
-Somos como naturaleza condenada a la supresión -se lamentaba Fresa Azul-. ¿Por qué se castiga la vida para defender la norma?
-Porque los preceptos gobiernan a los hombres -respondió Estrella Púrpura.
-¿Y cómo será cuando se coseche libertad? -preguntaba Shiva-. ¿Qué semilla podrá germinarnos la libertad?...

Nosotros conocimos y cuidamos de algunos espíritus verdes. Espíritu verde es voz de vida.
¿Por qué anda ilegal la vida?

Dejen fumar con Dios.
Sanen su perturbación, adoradores de la prohibición.
Moléstense más por la guerra, por el hambre, por la indigencia, por lo condenada que está la vida del niño que nace en la miseria. Preocúpense por estas realidades que, a fin de cuentas, fueron creadas por el hombre, en vez de condenar a seres de la Naturaleza.
Tomen conciencia de que viven en un planeta y asuman responsabilidades, en lugar de perseguir el uso de las libertades individuales.
El que dicta el precepto se cruza con la desigualdad social, pero prefiere enfocar su atención en sancionar al que con marihuana osa relacionarse.
Se debe cumplir el reglamento, dicen. Mientras tanto, no hacen que se cumplan los derechos inalienables del hombre. Parece que ejecutar el reglamento hace imposible el cumplimiento de los principales derechos.

No respaldamos los decretos de los políticos. Les hemos visto los hilos, son todos títeres de un solo poder: el interés comercial. Si les compensa su bolsillo, ilegalizan lo legítimo, irregularizan lo que es justo. Estos avaros convierten en artificial lo natural a golpe de insana locura. Todo por el oro. Es todo afán de oro por doquier. No nos representan los individuos que hablan de triunfos u ocultan derrotas. Nos representan la individualidad y nuestra propia soberanía.

Dejen fumar con Dios.

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