sábado, 19 de marzo de 2016

Sendero, bosque y Puccini



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-Introducción en relato corto.
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-Personaje masculino solitario en entorno bucólico. Sin acontecimientos destacables.
-Buscando coincidencias... Dos mil quinientas setenta y ocho coincidencias encontradas. Compruebe que su traje esté correctamente conectado al terminal del programa y seleccione una opción cuando lo desee... Ha seleccionado El vagabundo solitario. Introduciéndole en el relato...
Suena Puccini. Anochece se adentra por un sendero repleto de plumas, hojas y rayos de luna. Atisba al vagabundo solitario al final del sendero en posición meditativa, apoyado en el tronco de un pino y con un pájaro reposando en uno de sus hombros. En cuanto el personaje se da cuenta de su presencia le hace señas para que se acerque a él. Anochece se aproxima y el personaje comienza a hablar.
-¿Eres del otro lado del bosque?
-Sí.
-Lo imaginaba. Desprendes un aura extraña, como si no fueras real... Me llamo vagabundo solitario. ¿Y tú?
-Yo igual.
-Encantado. (Se estrechan las manos). No venía nadie desde... Ya ni me acuerdo, amigo. El bosque pregunta por qué crece alrededor nuestro tanta soledad. No sé qué responderle. Yo digo que estamos solos en apariencia, pero el más viejo de los pinos se está muriendo de pena. Los he estado regando con palabras, tal y como vengo haciendo desde siempre hasta que llegó un día en que el anciano no quiso ser regado más. Eso es lo que me cuenta el viento, aún no he podido ir a comprobarlo en persona porque el pino anciano está plantado al otro de la laguna. Yo procuro no cruzar nunca la laguna, me espanta verme solo en el reflejo.
-¿Y cómo lo riegas si no cruzas la laguna?
-Le mando las palabras con el viento.
(El personaje llora. Mira a Anochece con los ojos encharcados de lágrimas. Habla Anochece).
-Iré contigo, así tu reflejo estará acompañado del mío. Ademas, dos vagabundos solitarios deben ayudarse a cruzar la laguna, ¿no te parece?
-Bendito seas, amigo mío.
(El personaje bebe de una botella de vodka. Le ofrece).
-Gracias. (Anochece bebe. Pasados unos minutos habla el personaje).
-Vamos a coger el bote. Veremos a ver si es verdad lo que cuenta el viento.
(Se dirigen a la laguna, está atardeciendo. El personaje coge la mano de Anochece).
-Cuando se encuentran dos vagabundos solitarios deben cogerse de la mano... Has venido un día en que el cielo está muy raro, dolorosamente púrpura.
(Se suben al bote. El personaje comienza a remar).
-Te contaré la historia de quitatruenos, que es este señorito de aquí. (Señala el pájaro de su hombro). Lo encontré con la patita quebrada en el sendero de los pensamientos. Lo estuve cuidando día tras día hasta que se curó y comenzó pía que te pía a quitarme los lamentos de encima. Le pregunté cómo era tan bueno acallando lamentos y me dijo que no lo sabía. Me contó que él antes de pegarse el trompazo y romperse la pata era un simple hacedor de nidos y cazador de insectos, que nunca se hubiera imaginado que sabía acallar tan bien los lamentos. Ahí está otra prueba, le dije, ahí está otra prueba de que en este bosque todo es apariencia, amigo. Por eso le bauticé con el nombre de quitatruenos, es muy efectivo ensordeciendo este abismo de soledad perversa que sobrevuela el bosque. ¿Verdad que sí, caballerete? (El pájaro pía. Llegan al otro lado de la laguna. Caminan por un sendero de lirios azules hasta que se detienen frente a un árbol. Habla el personaje).
-Pino anciano, el sendero de plumas me ha traído a un amigo y venimos a regarte. ¿Lo ves? Te dije que no nos habían dejado solos. Era una apariencia más, viejo.
(Las ramas del árbol se balancean. Ellos se sientan a los pies del árbol. El personaje bebe. Le tiende la botella otra vez a Anochece y este hace lo propio).
-Ven, arrímate más, amigo, que quiero decirte una cosa al oído. (El personaje coge del brazo a Anochece y le atrae hacia él).
-¿Has venido por la tela de araña, verdad?
(Le mira con complicidad y continúa hablando).
-Aunque aún no te conocía la he tejido para ti. Está claro que Puccini me ha ayudado un poco dejando sus melodías por todo el bosque pero la tela la extendí yo. Me ha llevado años. He ido recolectando hojas, plumas y rayos de luna hasta crear el sendero por el que has venido. Albergaba la esperanza de que un día aparecerías.
-Pues ha funcionado.
-Vaya que sí.
(El personaje ríe. Empieza a liarse un cigarrillo de marihuana.)
-Es gracioso. Quién hubiera dicho que el sendero de plumas y Puccini iban a atraer a otro vagabundo solitario... Se está bien con Puccini. (Fuma) Sabe cómo crear vacío para construir espacio, ¿verdad? Estaba convencido de que si alguien encontraba el sendero no se iba a perder y acabaría llegando hasta el final. Claro que, soy muy consciente de que el eco de Puccini ejerce su poder, pero sabía que las plumas, las hojas y los rayos de luna también harían lo suyo... ¿Verdad que se está bien aquí? (Anochece asiente) ¡Cómo ronronea el bosque! ¡Ah! (El personaje suspira. Le tiende el cigarrillo. Anochece lo coge y fuma mientras el personaje continúa hablando). Tu presencia me reconforta. Hace el aire más verdadero. Me alegro de que estés aquí.
-Yo también.
-¿Hay muchos como yo en tu lado del bosque?
-¿Vagabundos solitarios?
-Sí.
-Repleto, como una plaga. Pero no tenemos quitatruenos.
-Qué lástima... ¿También se os está muriendo el más anciano de los árboles?
-También, sólo que únicamente nos damos cuenta los vagabundos.
-¿Y sentís miedo del reflejo solitario?
-El mismo que tú.
(Silencio durante veinte minutos. Lo rompe Anochece).
-No voy a volver.
-¿No te ha gustado el sendero de plumas? (Se entristece).
-Me refiero a que no voy a volver al otro lado.
-¿Te vas a quedar aquí conmigo? (Muy sorprendido).
-Sí.
-¿Para siempre?
-No, mi cuerpo pertenece al otro lado del bosque. Verás, en mi lado no existe para siempre, nuestros cuerpos no son como el tuyo, los nuestros se marchitan hasta que al final se hacen uno con la tierra.
-¿Como las hojas que caen de los árboles?
-Sí. Y a mí me pasa un poco lo que le pasaba al pino anciano, que no quiero que me rieguen más. En el bolsillo llevo un frasco, ese frasco contiene un brebaje que en cuanto me lo tome me ayudará a hacerme uno con la tierra. ¿Lo entiendes?
-A la perfección. Se hará como tú digas.
-Me gustaría tomarme el brebaje en este lado de la laguna, junto al pino anciano. Te acompañaré al otro lado para burlar al reflejo y volveré a cruzar solo.
-No, amigo, seré yo quien te acompañe y te coja de la mano hasta que te hagas uno con la tierra. No te preocupes por mí, algo tenía el púrpura del cielo que me ha quitado el miedo al reflejo.
(Varios minutos sin hablar. Interrumpe el silencio el personaje).
-Pero antes de eso, ¿podrías hacer una cosa por mí?
-Claro.
-Tienes que ayudarme a sembrar un sendero.
-¿Un sendero?
-Sí, un sendero de flores de loto que sirva de reclamo a una bandada de quitatruenos.
-Pero si sólo hay un quitatruenos.
-Ahora sí, pero al amanecer, cuando tengamos plantado el sendero vendrán más, algo me dice que vendrán.
(Anochece le mira y ambos sonríen).
-Se hará como tú digas. Dos vagabundos solitarios deben ayudarse a atraer quitatruenos, ¿no?
(El personaje le mira y ambos sonríen. Silencio mientras siembran el sendero... Amanece. El personaje y Anochece se sientan de nuevo a los pies del pino anciano. Comienza a hablar el personaje).
-Gracias por el sendero. No podría haberlo sembrado solo.
-Espero que aniden muchos quitatruenos.
(Anochece saca un frasquito de un bolsillo).
-¿Ha llegado la hora del brebaje, amigo?
-Sí.
(Anochece bebe el contenido del frasco de un trago. Recuesta su espalda en el tronco del árbol. El personaje le coge de la mano. Silencio durante varios minutos hasta que habla Anochece).
-Se está bien aquí en este bosque con Puccini.
-Ya lo creo.
-No te preocupes, vendrán otros vagabundos solitarios. Tú no puedes entenderlo porque son cosas del otro lado del bosque pero he dejado seleccionado que todo esto quede transcrito. Todo lo que hemos hablado se convertirá en un relato.
-¿Qué es un relato?
-Una tela de araña. Es como un sendero de plumas, hojas y rayos de luna.
-¿Sembrado para mí? (Muy sorprendido).
-Sí.
-¿Por qué?
-Por haber mantenido mágico el bosque. Por haber regado los árboles con palabras.
-¿Y ese sendero es el que atraerá a otros vagabundos solitarios a este lado del bosque?
-Así es.
-Vaya, no sé qué decir. Muchas gracias.
-No digas nada. Bebamos por Puccini. (Beben de la botella. Unos minutos en silencio hasta que habla Anochece).
-Noto cómo el brebaje va haciendo efecto, pronto estaré como dormido hasta que alguien se dé cuenta en el otro lado. Entonces me desconectarán y desapareceré de repente. Podría tardar unas horas, cruza la laguna ya.
-No, aquí me quedaré hasta el final.
(Anochece cierra los ojos. Silencio durante varios minutos hasta que se escucha un revoloteo de alas y piar de pájaros. El personaje ríe).
-¿Qué te había dicho, amigo? Ya van viniendo. ¿Los oyes?
(Anochece continúa en silencio).
-No, ya no los oyes. Pero el pino anciano me dice que se posarán en ti pronto, tan pronto como le crezca una nueva rama.
(Anochece y el personaje continúan cogidos de la mano mientras van llegando más quitatruenos. Silencio durante horas. De pronto Anochece desaparece súbitamente y la mano del personaje queda flotando en el vacío).
Conexión interrumpida. Compruebe que su traje está conectado al terminal del programa...





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