viernes, 9 de agosto de 2013

Microrrelato



Abandono la sombra.
Soy minúsculo como una semilla, nebuloso como una idea indefinida. Poco a poco voy gestándome, hilvanándome, convirtiéndome en mí mismo. Noto el latido de mi diminuto y frágil corazón, siento el magnetismo vital de mis pequeños miembros mientras van modelándose. ¿Obedecen el mandato de un ente superior? Ya tengo la mitad de mi cuerpo materializado, la otra mitad empieza a componerse, desprendiéndose de la negra nada, afianzando mi existencia. El hálito de la creación insufla una última bocanada de vida, necesaria para que respire por mí mismo. La eclosión se halla cerca, muy cerca. Y aquí estoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario