Abandono la sombra.
Soy minúsculo como una semilla, nebuloso como una idea
indefinida. Poco a poco voy gestándome, hilvanándome, convirtiéndome en mí
mismo. Noto el latido de mi diminuto y frágil corazón, siento el magnetismo
vital de mis pequeños miembros mientras van modelándose. ¿Obedecen el mandato de
un ente superior? Ya tengo la mitad de mi cuerpo materializado, la otra mitad
empieza a componerse, desprendiéndose de la negra nada, afianzando mi
existencia. El hálito de la creación insufla una última bocanada de vida,
necesaria para que respire por mí mismo. La eclosión se halla cerca, muy cerca.
Y aquí estoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario